Los divorcios son procesos que pueden volverse realmente complejos. De hecho, en las peores situaciones este tipo de separaciones suele provocar el deterioro de la relación entre padres e hijos. Por este motivo, siempre es aconsejable intentar que exista cierta cordialidad una vez acordada la separación, aunque sabemos que esto no siempre es fácil de conseguir.
Hace algún tiempo profundizamos sobre aspectos relevantes en este tipo de procesos como la custodia compartida o qué es lo primero que hay que hacer para separarse. Y hoy queremos seguir arrojando luz a situaciones que se dan tras el divorcio como una bastante común: que los hijos se nieguen a ver a sus padres. ¿Es posible que un menor pueda negarse a ver a su padre o madre tras el divorcio? Te contamos todo lo que debes saber al respecto.
El régimen de visitas
Tras una separación o divorcio es bastante común que los hijos, sobre todo los pequeños, no quieran ir a casa del progenitor con el que no conviven a diario. Pero… ¿Esto es legal? Lo cierto es que esta situación es bastante compleja, así que vamos a intentar explicar todo lo que puede suceder llegado este caso.
Lo primero que hay que aclarar es que aunque uno de los progenitores tenga la custodia, el otro continúa teniendo una serie de derechos para con su hijo. Y el más importante en este caso es el régimen de visitas. Aunque la situación sea complicada, debes saber que un niño no podrá decidir de manera unilateral no ver a uno de sus progenitores ya que se estaría incumpliendo una sentencia judicial.
¿Se puede cambiar el régimen?
Al establecerse el régimen de visitas, este debe cumplirse siempre. Sin embargo, si existen causas fundadas por parte del menor para que se produzca esta negativa es posible modificar dicho régimen. De hecho, en los casos más graves incluso puede llegarse a privar de dicho derecho a visita. Sea de la forma que sea, esta es una medida que únicamente podrá realizarse con una causa justificada y que debe ser aprobada por un juez.
Si existen causas fundadas por parte del menor para que se produzca esta negativa es posible modificar el régimen de visitas
Para lograrlo, habitualmente la demanda de modificación debe acompañarse con informes psicológicos que prueben que el menor se encuentra en una situación de riesgo. También puede suceder así cuando se demuestren situaciones desaconsejables para el desarrollo del menor.
¿Un menor nunca puede tomar esta decisión?
Llegados a este punto hay que tener en cuenta que existe un factor determinante en todo esto: la edad del hijo. Mientras sea menor de edad no podrá decidir al respecto. Pero lo cierto es que hay varias edades en las que su opinión tendrá un peso mayor hasta el punto de que sea escuchada por un juez.
Tal y como indica la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000, de 7 de enero, la opinión de los hijos menores o incapacitados con el suficiente juicio podrá ser tenida en cuenta siempre que sean mayores de 12 años. Sin embargo, el hecho de que un juez pueda escuchar al menor no implica que la voluntad de este se vaya a cumplir.

A mayor juicio y criterio del menor, más probabilidades tendrá de que su opinión sea tomada en consideración y fallen a su favor. Aunque lo cierto es que la base legal es clara al respecto: siempre se debe buscar el bienestar del menor. Y si los menores, especialmente en el caso de los adolescentes, tienen una opinión clara, esta no siempre tiene por qué ser la más adecuada para ellos. Por este motivo la decisión final dependerá de un Tribunal.
Cuándo puede decidir el hijo
Por norma general, por tanto, un hijo menor de edad no podrá tomar la decisión salvo que está esté respaldada por un Juez. Sin embargo, una vez cumplidos los 18 años dependerá del hijo elegir si quiere o no quiere ver a sus progenitores, ya que alcanzada la mayoría de edad será su decisión.
Para evitar que se den casos en los que el menor no quiera ver a su padre o madre tras el divorcio es aconsejable trabajar en que las relaciones fluyan correctamente. Y, en este sentido, las visitas se entienden como parte vital para el correcto desarrollo del menor. De este modo, la relación entre los progenitores debe ser adecuada mientras el hijo sea menor de edad.
Si tú eres el padre con el que vive el menor, deberás animarlo a que visite a su otro progenitor, así como facilitar que las visitas sucedan. En el caso de que consideres que tu hijo lo está pasando mal, deberás solicitar una modificación de las medidas del régimen de visitas. En caso de no solicitar esta modificación y decidir no enviar a tu hijo con el otro progenitor las consecuencias pueden ser nefastas. Desde una multa económica hasta situaciones más graves como la pérdida de la custodia del menor.
En la situación contraria, si eres el padre al que el menor no quiere ver, intenta tomártelo con calma. Es posible que se trate solo de una situación puntual, por lo que a lo mejor en unos días todo vuelve a la normalidad. Sin embargo, procura trabajar siempre para crear puentes con tu hijo y propiciar así que exista una buena relación con él.
Conclusión
Como has podido observar, siempre que sea menor un hijo no podrá negarse a visitar a su padre o madre. Aunque esta situación cambia radicalmente una vez alcanzada la mayoría de edad. Para evitar situaciones desagradables como esta, nuestra recomendación es que siempre que sea posible optes por una modalidad de divorcio a través del mutuo acuerdo.
De este modo la relación entre padres será mejor y las posibilidades de que esto suceda se disminuirán drásticamente. Sin embargo, si tienes dudas sobre tu proceso de divorcio o separación y quieres resolverlas, no te lo pienses dos veces y contacta con nosotros. Abadys: los mejores asesores y abogados de Granada.